domingo, 29 de agosto de 2010

Mirando la Luna

Hacía bastantes años que no miraba la Luna tanto como este verano, cada uno es como es y entre una de mis fijaciones está la de mirar el cielo a la menor ocasión, cuando salgo de casa, cuando voy en el coche o en el tren, cuando voy por la calle, cuando paseo a la perra. Siempre que no estoy en un lugar cerrado hay un impulso que me lleva a levantar la vista y contemplar el cielo observando si hay algún pájaro revoloteando y comprobando si el cielo está despejado o nublado, y en este caso intento identificar las nubes. Si es de noche intento identificar alguna constelación, estrella o si hay algún planeta a la vista, y claro me fijo en que fase se encuentra  la Luna. Pero este verano me he dado cuenta que era incapaz de identificar ninguno de los cráteres y mares de su cara visible, tuvo que ser mi hermano el que me hizo ser consciente de mi más absoluta ignorancia. 
Me he puesto la pilas y después de unas semanas ya soy capaz de identificar algunos mares y cráteres, y ahora cuando miro hacia arriba y veo la Luna ya no sólo veo la Luna sino que veo el Mar de la Serenidad, el de la Tranquilidad,  el de la Crisis,  el Océano de la Tempestad y el cráter Tycho o el Copérnico. Nombres llenos de belleza y romanticismo sin olvidar los del pantano de las Nieblas, la bahía del Rocío, el mar de los Humores, el lago de los Sueños... y muchos más totalmente sugerentes, cuando tenga un poco más de tiempo intentaré enterarme de quienes les pusieron estos nombres.


En Japón existe una tradición que llegó de China hace mas de mil quinientos años y que consiste en contemplar la Luna el primer día de otoño en el que la Luna está llena y los días siguientes,  es la celebración del  Tsukimi (月見 => 月: Luna, 見:mirar) en la que se juntan familiares y amigos en un lugar al aire libre para ver la Luna con claridad, curiosa costumbre que no estaría mal en importar a este país que pocas veces mira a la Luna.

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