jueves, 5 de mayo de 2011

Yo, robot

"Yo, robot" de Isaac Asimov, he leído bastante a Asimov pero aunque parezca mentira tenía pendiente de leer este volumen que recoge una serie de relatos en los que planteó las famosas Tres Leyes de la Robótica. Asimov explicó que elaboró estas tres leyes para contrarrestar el denominado complejo de Frankenstein que no es otro que el miedo del ser humano a que las máquinas se rebelen contra sus creadores y acabaran con ellos (por otra parte tema ampliamente tratado en la ciencia-ficción). Las máquinas-robots a las que se les inculcaran estas tres leyes serían obedientes y sumisas y no se rebelarían contra sus creadores pero el mismo Asimov nos muestra en estos relatos las imperfecciones de las mismas leyes y como es posible que aún respetando estás leyes el comportamiento de los robots sea "inesperado".
En estos relatos Asimov plantea reflexiones desde la lógica y la filosofía sobre la robótica (¿qué es lo que nos hace humano? ¿puede un robot tener sentimientos? ¿se puede predecir y controlar el comportamiento de los robots? ¿podremos crear robots inteligentes? ¿los robots algún día gobernarán a los humanos?...) creando situaciones en las que se originan conflictos entre los seres humanos y los robots resaltando las paradójas de la aplicación de las leyes de la robótica convirtiendo estos conflictos y dilemas en entretenidos ejercicios intelectuales resueltos inteligentemente por los protagonistas, haciendo la lectura de estos relatos muy amena. Obra maestra e imprescindible de la ciencia ficción. 

Aquí están Las Tres Leyes de la Robótica elaboradas por Asimov tal como aparecen en el libro posteriormente incluiría la Lay 0 en la que hará referencia a la humanidad:

Ley 1.- "Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño".

Ley 2.- "Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la Primera Ley".

Ley 3.- "Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda Ley".

RESEÑA
Publicada por primera vez en 1950, cuando la electrónica digital estaba en su infancia, Yo, robot resultó ciertamente visionaria y tendría una influencia enorme no sólo en toda la ciencia-ficción posterior, sino incluso en la propia ciencia de la robótica. Aquí formuló Isaac Asimov por primera vez las tres leyes fundamentales de la robótica, de las que se valdría para plantear interrogantes que se adentran en el campo de la ética y de la psicología: ¿qué diferencia hay entre un robot inteligente y un ser humano?, ¿puede el creador de un robot predecir su comportamiento?, ¿debe la lógica determinar lo que es mejor para la humanidad?.

A través de una serie de historias conectadas entre sí por el personaje de la robopsicología Susan Calvin, en las que aparecen todo tipo de máquinas inteligentes -robots que leen el pensamiento, robots que se vuelven locos, robots con sentido del humor o robots políticos-, Asimov inventa unos robots cada vez más perfectos, que llegan a convertirse en un desafío para sus creadores.

Isaac Asivov (1920-1992) es reconocido como uno de los grandes maestros de la ciencia-ficción, capaz de combinar de manera magistral los hechos científicos con la fantasía. Yo, robot ha servido de inspiración para incontables novelas y cómics, y ha sido llevada varias veces al cine.
ÍNDICE
Las Tres Leyes de la Robótica.
Introducción.
    I. Robbie.
   II. Sentido giratorio.
  III. Razón.
  IV. Atrapa esa liebre.
   V. ¡Embustero!
  VI. Pequeño robot perdido.
 VII. Evasión. 
VIII. Evidencia.
  IX. Un conflicto evitable.

CITAS
En RAZÓN tenemos a los protagonistas Powell y Donovan que se encuentran en la Estación Solar 5 y se enfrentan a un nuevo modelo de robot Qt-1 iteligente que comienza a reflexionar sobre su existencia y que después de razonar y razonar llega a la conclusión que los humanos son menos capaces que él y que no es posible que estos le hayan creado ya que son seres inferiores con menos prestaciones. Después de razonar llega también a la conclusión que la fuente de energía que les permite vivir es la Estación y ella debe de ser el Dios creador, convirtiéndose en un robot mesiánico que arrastra al resto de los robots. Nos encontramos con los protagonistas desesperados  intentando convencer a Cutie de que los robots son una creación humana llegando a una situación divertida aquí tenemo este momento:

                        
"--No es ésta mi intención. -Donovan saltó hacia delante y agarró el brazo del robot-. Si fueses capaz de leer los libros de la biblioteca, te lo explicarían de modo que no te que daría la menor duda.

--¡Los libros... los he leído! ¡Todos! Son muy ingeniosos.

Powell intervino súbitamente.

--Si los has leído, ¿qué más hay que decir? No puedes negar su evidencia. ¡No puedes!

--Por favor, Powell -dijo Cutie con la compasión en la voz-, no puedo considerarlos como una fuente válida de información. También ellos fueron creados por el Señor... y lo fueron para ti, no para mí.

--¿Cómo has descubierto esto? -preguntó Powell.

--Porque yo, como ser dotado de razón, soy capaz de deducir la Verdad de las Causas "a priori". Tú, ser inteligente, pero sin razón, necesitas que se te dé una explicación de la existencia, y esto es lo que hizo el Señor. Que te procurase estas visibles ideas de mundos lejanos y pueblos, es, sin duda, excelente. Vuestras mentes son demasiado vulgares para comprender la Verdad absoluta. Sin embargo, puesto que es la voluntad del Señor que deis crédito a vuestros libros, no quiero discutir más con vosotros.

Al marcharse, se volvió y en tono más amable, dijo: --Pero no temáis nada. En el plan de las cosas del Señor hay sitio para todo. Vosotros, los pobres humanos, tenéis vuestro lugar, y, si bien es humilde, seréis recompensados si lo ocupáis dignamente.

Se marchó con el aire de beatitud propio del Profeta del Señor y los dos seres humanos permanecieron solos, evitando mirarse".
 --oOo--

Ilustración de Luis Bermejo


" El robot QT-1 Cutie, duda sobre su existencia y responde a Donovan y Powell)

Fíjate en ti. No lo digo con ánimo de desprecio, pero fíjate bien. El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxidación ineficiente del material orgánico. (...)  Entráis periódicamente en coma, y la menor variación de temperatura, presión atmosférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta a vuestra eficiencia. Sois alterables. Yo, por el contrario, soy un producto acabado. Absorbo energía eléctrica directamente y la utilizo con casi un ciento por ciento de eficiencia. Estoy compuesto de fuerte metal, permanezco consciente todo el tiempo y puedo soportar fácilmente los más extremados cambios ambientales. Estos son hechos que, partiendo de la irrefutable proposición de que ningún ser puede crear un ser más perfecto que él, reduce vuestra tonta teoría a la nada. "

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